Sed de mediodía

 
 
Los dedales que dan forma a los dedos de su mano son metálicos. Cada uno de una forma diferente, cada uno ajustado a la perfección a su dedo correspondiente. Como es normal esta mano no va paseándose por la calle libremente, se oculta tras un guante de terciopelo de azul índigo. Su portador, un hombre de mediana edad, oculta también su cabeza y su cuello, con un sombrero y una bufanda. Viste elegantemente, siempre de azul, siempre de un modo exquisito. Camina todas las tardes por el parque de delante de casa que es una inmensa extensión de arboledas, jardines y estanques y lo hace para mantenerse en buena forma física y mental. Los dedales de la mano requieren mucho trabajo a la hora de mantenerlos en perfecto estado. Cada uno de ellos es diferente y como tal tiene necesidades diferentes. El metal no es buen amigo de la humedad ni del aire, el metal tan solo es amigo de una cosa, de la sangre. En esos momentos unos patos americanos alzan el vuelo, aparentemente asustados por alguna cosa que los asusta. Por sangre perdí mi libertad y ahora los dedales son mis dueños. Ellos me hacen importante, mi trabajo es importante. Mi nueva vida es importante. No puedo desprenderme de ellos, ellos han visto tanta sangre como agua hay en un océano, ellos ya son parte de mí y con ellos puedo poder. En ese momento siente un leve hormigueo en su mano, la de los dedales metálicos y sabe que va a suceder alguna cosa. Se saca lentamente el guante de terciopelo azul índigo mientras no deja de mirar un punto indeterminado en el horizonte del parque. Los dedales destellan cuando finalmente se liberan de su mordaza. El mediodía es un momento ideal para ellos, el Sol esta en su cenit y ellos se sienten más fuertes que nunca. Presienten que son necesarios, que urgen en algún lugar aún desconocido. Todo esto el hombre vestido de azul lo vive ajeno a sí mismo. No es pleno poseedor de su cuerpo y éste no reacciona a sus órdenes tan pronto como él deseaba. El motivo, muy fácil, los dedales metálicos. Dotados de conciencia propia, de cinco exactamente, una para cada dedal, asumen el control del huésped tan pronto son liberados de su mordaza y éste apenas puede hacer nada. La vestimenta azul es el mejor método de defensa que hay contra los dedales, son incapaces de reconocer el color azul en sus múltiples tonalidades, eso hace que no vean a su huésped como una posible presa. Éstos son despiadados hasta la saciedad y no perderán la oportunidad de abalanzarse sobre el cuello de algún infeliz. En este acto salvaje y despiadado hay una recompensa para el desprotegido huésped, los dedales detectan cualquier posible amenaza para su integridad física y es entonces cuando vibran ligeramente como si estuviesen nerviosos por algo. El hombre de vestimenta azul es un hombre que se mueve por el mundo del hampa y esta ventaja metálica le asegura un tiempo extra de vida. Favor por favor.
 
Los dedales que dan forma a los dedos de su mano son metálicos...
 
… y tienen sed de mediodía.
 
 
 

8 comentarios:

  1. Me da miedo...

    Es misterioso.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  2. Jajajaj miedo dices jajajaj...

    Simplemente diría que es SED...

    Besos elevados al cubo

    ResponderEliminar
  3. Seguro que no lo he entendido, pero si me dio miedo :)

    Besos al cubo

    ResponderEliminar
  4. Miedo entonces...

    Besos salvajes

    ResponderEliminar
  5. Qué no me lo encuentre¡

    Te has metido a escritor de género de suspense?
    Pues lo haces muy bien
    Bss

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajaja no Mar, nada de escritor jajajaj

      Gracias, es una magnífica alegría que te haya gustado :))

      Besos que refrescan

      Eliminar
  6. Me gustaría tener en un par de dedales de esos... por el poder lo digo!
    Excelente historia, siempre tan creativo David, te dejo un fuerte abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. De alguna manera todos poseemos algún dedal que cubre nuestros dedos aunque no siempre son como los del escrito, peligrosos y sedientos jajajaj

      Gracias de nuevo Cris, tus visitas iluminan mi casa

      Besos y abrazos por igual

      Eliminar