Este (...) se descubre ante una mesa
un lugar dónde su cabeza nunca le pesa,
mira por su ventana y ve sorprendido
que el nuevo día ya ha amanecido,
las horas se le escapan entre letras y pensamientos
y en cada palabra que escribe hay múltiples sentimientos,
las risas acuden a él con cualquier rara ocurrencia
y en otras ocasiones, ellas se elevan a la máxima potencia,
relatos, cuentos, novelas, poemas e historias varias y variadas
es lo que escribe este (...) y a él le parecen que son dictadas,
no sabe bien cómo es que pasa esto en su manera de escribir
y a propósito de ello siempre esta dispuesto a debatir,
siempre dice que escribe igual que cómo late su corazón,
por necesidad, para conocerse y para salir de su caparazón,
utiliza la fantasía y la ficción cómo preferidos escenarios
y a todo le da un sentido existencial que a peso valen dos denarios,
utiliza reiteradamente el liberalismo literario a su antojo
y debido a esto hay escritos que nadie ha puesto el ojo,
se alegra cuando esta leyendo a escritores recién descubiertos
y cuando esta construyendo historias con signos encubiertos,
se crea eternos dilemas con sólo la elección de la fuente que va a utilizar
pues no sabe porque extraña razón pero sabe cual es la que tiene que usar,
le gustaría relatar y contar, en definitiva, escribir del todo conciso
aunque en su escritura no hay rastro de nada preciso,
encuentra un divertido reto esto de las formas en la escritura
e indaga y prueba y al final le salen con aparente soltura,
tanto disfruta con su afición de aficionado
que no deja de sorprenderse y quedarse parado,
en sus letras descubre mundos y a la vez se descubre a si mismo
eso si, cuando no les da un sentido de puro existencialismo,
con las letras relata su historia que es un viaje, narra este viaje
y lo hace cómo si fuera su vida y él fuera sólo personaje,
finalmente dejamos a este (…) para que siga con su alegre predisposición
y nos despedimos y nos comprometemos
a visitarlo en otra ocasión.