Carbonato
y Potasio andaban enfrascados en los encargos del Profesor. No sabían
cuanto tiempo llevaban sin dormir y sin apenas comer debido a las
exigencias de su maestro. Los brebajes, pócimas y conjuros debían
estar listos cuanto antes, los pedidos iban saliendo y el humor del
Profesor iba mejorando a cada visita al taller, estaba contento con
ellos porque las contiendas se multiplicaban y eso era lo que el
Profesor había planeado desde hacía mucho tiempo, justamente ahora
se daban las circunstancias para que su negocio rindiese a las mil
maravillas. Aunque prescindir de Oxigéno había sido un error, dos
manos y una mente más hubiesen sido de mucha ayuda. El Profesor se
preguntaba que debía ser de aquel joven alocado pero con muchas
posibilidades para acabar convirtiéndose en Oficial algún día, a
diferencia de Carbonato y Potasio. En esos momentos el Profesor
barajaba distintos frentes, las Grandes Casas se habían enzarzado en
una contienda por la Sucesión. El Trono estaba vacío, cómo había
previsto, y ahora todas las Grandes Casas, todas sin excepción,
corrían en busca de su ayuda. Pagaban lo que les pidiese y aunque
ellos no lo sabían, todos comían de su mano. La Guerra se movía a
su antojo, quién más gastaba más ganaba en ella y así en poco
tiempo el Profesor se convirtió en el hombre más poderoso del Reino
aunque esto no era lo que le interesaba. Sólo ambicionaba una cosa,
oro. Necesitaba acumular la mayor cantidad posible del preciado metal
que era parte de su plan, pensaba que cuando las Grandes Casas ya no
tuvieran más recursos para seguir pagando sus servicios, él les
prestaría el oro y así estarían en deuda una vez más. También
pensaba en otra posibilidad, si decidía acabar con aquella contienda
su oro sería prestado para la reconstrucción, una vez más estarían
en deuda con él y todo ello lo reafirmaba en el pensamiento que era
un plan perfecto. Las cosas mejoraron con un poco más de tiempo y el
Profesor obsequio a Carbonato y Potasio con un nuevo talles lleno de
comodidades y artilugios. Éstos estaban encantados y trabajaron con
más ahínco si cabe. Pasaron tres años más y junto a Carbonato y
Potasio empezaron a trabajar Oxigéno, Nitrogéno y Zínquio y dos
mozos que se dedicaban exclusivamente a cuidar de ellos
exclusivamente. El Profesor conocía bien la esencia de las personas
aunque estos ayudantes suyos no acabasen de serlo del todo porque
excepto los dos mozos de servidumbre aquellos cinco eran una mezcla
de distintas esencias fruto de sus largas investigaciones de joven.
Como cabía esperar, Oxigéno se convirtió en Oficial y aunque eso
creo en un primer momento recelos en Carbonato y Potasio, éstos
acabaron aceptando a Oxigéno por sus más que evidentes capacidades.
Llegó el momento en que el Profesor les comunicó que iba a terminar
con aquella Guerra, no tenía sentido mermar de esa manera el Reino.
Se había dado cuenta que después de más de tres años de contienda
entre ellos, éstos habían demostrado ser unos necios insensibles.
Pagaban cantidades ingentes de oro por una pócima, un brebaje o un
conjuro mientras exprimían a un pueblo que por nada en el mundo
quería aquella guerra. Le había costado comprenderlo pero ahora
estaba seguro que su ambición desmedida, su arrogancia y su poca
humildad habían hecho de él un auténtico monstruo. Él deseaba
sentirse útil e imprescindible pero no quería convertirse en algo
que no deseaba ser.
En
muy poco tiempo todo cambió. El Trono lo ocupó un Rey que era el
menos necio de todos. Así lo decidió el Profesor. Éste prestó el
oro con la condición que se utilizase sólo para la reconstrucción
y no para rearmarse e iniciar una nueva contienda. Todas las Grandes
Casas estuvieron de acuerdo, nadie quería enemistarse con el
Profesor porque todos temían su poder.
Pasaron
tres años más hasta que el Profesor pudo afirmar que la normalidad
había vuelto al Reino. La Guerra que él había provocado había
sido un desastre aunque la nueva situación era mejor que la anterior
a la contienda. Había sacudido los cimientos del Reino y ahora las
cosas se hacían de otra manera, de un modo diferente.
El
Profesor no sabía si era porqué los hombres habían aprendido o
porqué le temían cómo los antiguos temían a los antiguos dioses.
No sabía si el cambio radicaba en el conocimiento o en el miedo. A
cualquier otro le hubiese dado lo mismo sí los resultados saltaban a
la vista pero para el Profesor era un dato crucial. No era lo mismo
asentarse sobre unos pies de firme piedra que sobre unas delgadas
piernas de arena. Todo aquello podía involucionar.
Tenía
pensado marcharse pero estaba claro que no podía. Todos necesitaban
del Profesor aunque éste ya no fuese una figura predominante, aunque
éste ya no ostentase tanto poder cómo antaño.
Todos
lo necesitaban... cómo el ciego necesita la voz, el sordo la luz y
el mudo el viento.
O sea que funcionaban por miedo, no había solidez en el conocimiento.
ResponderEliminarEran como borregos, dependientes de él, de sus decisiones.
Parece que siempre necesitamos guías... Eso noe s bueno.
Besos.
¿Ser dependiente de alguien y vivir bajo sus condiciones es ser un borrego?
EliminarNo acabo de entenderte Misterio... lo siento... :)))
Aunque Gracias por pasarte y comentar :))
Besos en dúo técnico
No lo habré entendido yo, lo siento.
EliminarPara mí, actuar por miedo, no es actuar como uno realmente desearía, no es hacerlo con libertad.
El problema es que yo lo entiendo a mi manera, quizá lo que entiendo al leer, no tiene nada que ver con lo que quieres decir.
No lo tomes en cuenta.
Yo soy una persona muy dependiente; pero creo que es mejor ser independiente.
Vivir bajo las condiciones de otro, es ser libres?
Me explicas los besos en dúo técnico?
Besos con disculpas
Estoy de acuerdo contigo, vivir con miedo no es vivir...
EliminarLa Dependencia Emocional versus otra persona es como la Ley... ahí está solo es cuestión de querer acatarla o no... aunque no es fácil, lo sé...
La Dependencia o Independencia es siempre relativa, no crees?
Lo del dúo técnico es porque estamos en Mundiales de Natación, espero que no te haya molestado
Besos que no tienen nada que disculpar
...como nosotros necesitamos el oxígeno... que buen relato, me encantó leerte!
ResponderEliminarAbrazos miles, buen comienzo de semana!
... Y a mí me encanta que te encante...
EliminarGracias Cristina, de nuevo :)))
Besos desde un martes soleado