Viriato Brains



Viriato Brains era un hombre que no cumplía ninguna norma establecida y esto era así porque nunca había conocido a nadie que se las enseñase. Nunca supo quién eran en realidad sus padres y para él, el término familia era un concepto que desconocía. Era un hombre inculto a todas luces, era un hombre que consideraba la palabra escrita una perdida de tiempo y era un hombre que cada vez que tenía que hacer un esfuerzo para aprender algo, simplemente desistía. Su desidia mental era un caso de estudio aunque él, por supuesto, nunca pensó en algo así, él opinaba que los demás perdían su tiempo en aprender cosas absurdas que nada servían en esta vida y era de la opinión que cuanto menos sabía uno mejor le iban las cosas. Su peculiar manera de hacer en esta vida no tenía adeptos ni detractores porque a Viriato Brains no lo conocía, cómo hemos dicho, ni la madre que lo parió. Le gustaba la soledad en la que vivía y ésta sólo se había visto alterada unas pocas veces en toda su vida. Para algunos observadores lejanos era un hombre sin oficio ni beneficio y por ello lo censuraban pero la verdad era que ni a ellos ni a nadie les interesaba mucho lo que hacía o lo que no hacía Viriato Brains. Él creía vivir de la forma más acorde a si mismo aunque también pensaba que si algún día se decidía y se esforzaba un poco más en sus quehaceres diarios su vida podría cambiar hacía una forma aún mejor. Esto no lo sabía, lo intuía. Viriato Brains, cómo hemos dicho anteriormente, no era muy listo aunque hay que decir que no lo era según las normas generales y establecidas por la mayoría de sus congéneres. Era un analfabeto de la cabeza a los pies y aún así tampoco se comportaba cómo los otros analfabetos que poblaban esta tierra. Sus ojos no reflejaban la curiosidad de los audaces ni sus manos las heridas de los que hacen y aún así sus ojos y sus manos hablaban más de él mismo que ninguna otra parte de su ser. Él conocía este hecho y por ello nunca se negó a mirar o tocar cualquiera de las pocas cosas que le interesaron en su largo devenir por esta tierra. Sus ojos miraban bajo un prisma diferente, sus ojos veían más cosas que las evidentes y sobretodo sus ojos podían observar detalles ínfimos de una persona sin que ésta se diera ni cuenta. En lo que respecta a su manos, éstas también eran diferentes a cualquier otra, poseían la dureza del obrero aunque nunca había trabajado y tenían la forma del artista aunque él desconocía lo que era el Arte y aún así ostentaban una riqueza de pliegues digna de un eminente pensador. Viriato Brains seguía una senda que no estaba marcada en la tierra ni en las estrellas porque él simplemente avanzaba junto a sus pasos en función de un parámetro nada convencional y sumamente personal, de un modo y una forma que sólo Viriato Brains sentía, entendía y comprendía.

Era un hombre que no cumplía normas y esto había sido así durante toda su vida, Viriato Brains se comportaba en todo momento cómo un hombre que nunca creyó en nada porque no encontró nada que aprender.

Viriato Brains, una paradoja biológica.


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