Kirodelio
y sus porco-nautas iniciaron sus aventuras en un mar de... mmmm...
bueno, en un lugar dónde su nave hecha de desechos navegaba no sin
ciertas dificultades. Lo dicho, valientes salidos de una piara con su
Capitán guiándolos hacía la siguiente aventura y bajo la promesa
de un imponente y fétido botín. Zarparon una vez más y esta vez
hacía la costa de la Inmundicia. El Capitán había oído, en una de
sus sórdidas noches, que en las costas de la Inmundicia todo relucía
al sabor porcino de la vida. Era una especie de Valhalla para
porco-nautas vivos aunque nadie había conseguido regresar jamás. La
razón, un misterio. Se especulaban mil razones aunque esto no
amedrentó al Capitán que bajo la influencia de la futura recompensa
empezó a convencer a su tripulación de los beneficios de aquella
aventura y poco a poco todos fueron aceptando a sabiendas que a lo
mejor no sobrevivirían lo suficiente. Eran porco-nautas valientes,
los más valientes en aquel mar de.... mmmm... bueno, en aquel lugar
dónde los desechos se deslizan sobre otros desechos y dónde solo
ellos estaban dispuestos a navegar. La mañana que zarparon el cielo
amaneció marrón y al poco de salir del puerto, una lluvia de olor
nauseabunda les empezó a golpear la cara. Es un buen augurio, gritó
el Capitán. Los días se sucedieron y ante la escasez de víveres,
los porco-nautas, inteligentes como eran, se empezaron a comer la
nave. Cuando sólo les quedaba el casco, un mástil y una vela
divisaron tierra. Una enorme y fétida tierra de escombros y basura.
¡El auténtico Paraíso! exclamó el Capitán. Al llegar comprobaron
que hasta la arena se podía comer, era deliciosa y pronto la
estuvieron engullendo sin medida. Después de una semana habían
avanzado unos pocos pasos desde la misma orilla de la Inmundicia
porque sus enormes panzas no les permitían ponerse en pie, ahora si
eran unos porco-nautas felices.
Los
habitantes de las tierras natales de aquellos porco-nautas aún se
preguntan si regresarán algún día aunque nosotros sabemos que no
lo harán, tenemos la certeza que aquellos valientes porco-nautas
perecerán en una costa de la que apenas conocen poco más que su
orilla.
Fueron
porcos y nautas y valientes pero no tan aventureros cómo en un
principio nos imaginamos.
Me da, que llegaron a nuestro planeta
ResponderEliminarYo, lo interpreto de esa manera...
Dónde mejor que encontrar tanta suciedad y mal olor?
En fin¡
Bss y buen día,David.
Pues ahora que lo dices bien pudiera ser...
ResponderEliminarGracias por pasarte Mar y Felices Días :)
Besos desde un lugar limpio y aromatizado
Eres original en tus escritos :)
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias Misterio...
EliminarLo pretendo aunque no siempre sale...
Saludos originales
Mis saludos azules desde mis mareas...
ResponderEliminarSaludos desde el inmenso mar...
EliminarBesos multicolores