Condenado
número 233, ¡levántese!
Me incorporé de mi asiento cabizbajo y desalentado por los delitos
que se me acusaba. Era inocente, verdaderamente inocente pero todo
demostraba lo contrario. Había caído en una trampa cómo un simple
pardillo, maldecía a aquellos tipos que me la habían jugado bien
jugada. Todo por culpa de unos ojos que por unos segundos me hicieron
creer en un sueño, creí ver en ellos que por una vez en la vida la
suerte me sonreía pero no fue así, volví a perder y esta vez
parecía ser la definitiva. No podía levantar la vista del suelo,
estaba abatido y sentía cómo mis fuerzas flaqueaban ante cada una
de las sentencias firmes que el juez dictaba. Al final se dictaminó
diecisiete años de cárcel por cinco asesinatos que no había
cometido. Esa fue la última palada de tierra de una fosa dónde
reposarían mis infortunados huesos. Me sentía más muerto que vivo
mientras los familiares de las víctimas gritaban alegres que un
inocente se fuese a morir en la cárcel. Para ellos no había perdón
para mí, para mí no había perdón para el asesino de aquellas
cinco víctimas. Al llegar a mi celda de detención todo seguía
nublado en mi mente, me costaba asimilar que nunca más vería la
calle, que nunca más observaría un amanecer desde la arena fina de
una playa, que nunca más respiraría el aire puro de la alta
montaña, que nunca más... Y rompí a llorar.
El
Jefe rompió a llorar, su emoción era tan intensa que no pudo
contener las lágrimas una vez se enteró de la noticia. Su plan
había salido a las mil maravillas, ahora su organización quedaba
libre de toda sospecha policial sobre aquellos asesinatos y podían
seguir sus negocios sin demasiadas presiones. Había sido un golpe
perfecto a todas luces y sólo él conocía toda su realidad. Había
elegido una víctima, una persona solitaria, anodina y de fuertes
hábitos rutinarios, y la mandó seguir. Cuando supo de ella todo lo
que necesitaba ideó una trampa, una sofisticada representación en
plena calle con todo tipo de detalles. Quería que fuese inequívoco
determinar que aquel pobre infeliz era un asesino despiadado. Los
hombres actuaron rápidos mientras la bella Y* seducía en plena
calle aquel infeliz con sus maravillosos ojos y sus dulces palabras.
En un abrir y cerrar de ojos sus hombres habían desaparecido, Y*
esfumada y el cadáver endosado. El arma homicida, que también era
la autora de las otras cuatro muertes, fue depositada en las manos
del infeliz que tan pronto entendió la escena se vio rodeado por la
policía y detenido. El Jefe se enjuagó las lágrimas y prosiguió
en sus quehaceres sin pensar ni una vez más en aquel pobre infeliz.
Y* llevaba trabajando tres años para el Jefe y era el plan más
perverso que le había visto ejecutar. Ahora la organización quedaba
limpia de sospecha y podía proseguir impune sus actividades
delictivas y el trabajo de tres años se iba a la basura. Y* era una
agente infiltrada de la policía secreta y cómo tal había tenido
que hacer cosas que nunca hubiese querido hacer pero aquello era
demasiado. Sus superiores habían dejado que aquel pobre infeliz se
le condenase por unos asesinatos a sabiendas que era inocente. Cada
vez menos entendía la justicia en aquel país y sólo sus firmes
convicciones le permitían seguir adelante en momentos cómo
aquellos. Debía pasar un informe a su enlace pero no le apetecía.
Aún pensaba en aquel hombre, en aquellos ojos que parecían
suplicarle algo, en ellos vio un atisbo de sueño, del sueño que
ella buscaba y tanto había anhelado en toda su vida. Sólo fueron
unos segundos pero se quedó completamente cautivada. No sabía sí
era amor porque no sabía que era enamorarse. Por otro lado, se
maldecía al pensar que los malos habían vuelto a ganar, éstos
quedaban impunes de sus actos y nuevamente se repetía la misma
historia de los últimos tres años. Frustrada y desalentada eran las
palabras que mejor la definían en esos momentos y sentía que había
vuelto a perder y esta vez parecía ser la definitiva.
Despierto entre tus letras, he soñado con ellas…
ResponderEliminarY entre el abrazo silente de tu sentimiento suspiro lo que nunca olvidaré. La memoria de mi sentimiento que recuerda no olvidarte. Pues vestidas de suspiro cada una de ellas me impregna como un mar envolvente, como una lluvia fresca, como el sol de verano. Calan como el frío o me envuelven como lo hacen tus abrazos.
Despierto entre tus letras, he soñado con ellas…
Acaricio cada grafía y admiro como van tatuando mi piel. Algunas punzantes y sentidas, otras sombreadas las más, llenas de color. Mi cuerpo es un planisferio donde puedes encontrarte y mi mirada un lugar donde puedes perderte y toda yo papiro en blanco anhelo ser… tu hogar.
Despierto entre tus letras, he soñado con ellas…
Y las acaricio y acaricio en ellas al hombre que emana sentimiento, que irradia luz y regala belleza. Fragilidad en cada verso, sutilidad en cada muerdo, verdad y aliento. Rendida por completo me pierdo y en me encuentro en cada una de tus letras que me arañan el alma y me acarician, que me arrancan lágrimas, sonrisas y me devuelven de nuevo a mi entregado sueño.
Despierto entre tus letras, he soñado con ellas…
Al filo de mis labios me saben a tus besos, descansando en mi alma me saben a tu cuerpo, reflejadas en mí todo TÚ… fulgurante destello. Poeta floreciente que riegas la simiente del amor excelso. Semilla en mi raíz que se extiende agradecida por tus versos.
Despierto entre tus letras, he soñado con ellas y contigo… Tierra, fuego, aire mar y cielo.
TE AMO
BESOS ENTREGADOS
Si es que, no hay que fijarse en los ojos
ResponderEliminarhay que fijarse en otras partes...
Ves, lo que canta Fito; que tenía los ojos verdes y negocio, entre las piernas)))
No puede ser¡ nada de ojos
Ahora en serio, me ha gustado tu relato policiaco. Un montón, es como ver cine en casa, pero del bueno¡
Besos,de una reloca, deseándote buenas vibraciones...(jajaja)
Jajajaaja Mar... ¿pero no dicen que los ojos son el reflejo del alma?
ResponderEliminarMe alegra saber que te ha gustado, la clave esta en la primera palabra (condenado)
Buenas Vibraciones reggae up!!!
Besos de Sábado Soleado y playero
David esto tiene trazas de un principio de novela, ¿te atreverias?
ResponderEliminarUn abrazo.
San... esto no tiene trazas sino curvas jajaja...
EliminarGracias por pasarte :))
Besos luneros
La vida se escribe así... llena de injusticias.
ResponderEliminarPero el amor, en medio de todo, siempre aflora.
Me gusta leerte :)
Un beso
Es un relato, una historia fantástica muy bien narrada... pero hay casos verídicos en los cuales personas inocentes son declaradas culpables.
ResponderEliminarExcelente post, te dejo un fuerte abrazo, bonita noche!
Gracias Cristina...
EliminarSiempre es un Placer tu presencia :))
Besos desde la Inocencia
La verdad que si... El Amor siempre acaba aflorando...
ResponderEliminarA mi también me gusta leerte :))
Besos con la justicia justa