Cuando
llegó a la playa lo primero que hizo fue recorrerla, quería
impregnarse de la sal del mar y del calor del Sol en aquella mañana
soleada. Sus pasos de detuvieron en un lugar solitario de la misma.
No era que estuviese cansado, no era que estuviese harto de avanzar
solitario entre el agua y la arena, se detuvo porque sintió que ya
había llegado al lugar ideal. Le recordó vagamente a otro lugar
donde ya había estado, un lugar donde los sentimientos antaño
fueron sinceros y la felicidad brotó como lo hace el agua desde un
manantial, pura y limpia. No tuvo prisas en colocar sus cosas, la
toalla, el libro y sobretodo la caja que llevaba consigo. Hizo todo
esto con una parsimonia deliberada, del todo ceremonial. Parecía que
aquello iba a ser un acto solemne como sí fuese uno de esos actos
que marcan la vida y sobretodo, el presente. Antes de nada se
desnudó. Una vez desnudo supo que ya había llegado la hora. Se
acercó a su toalla y abrió el libro, buscó la página 299, una
hoja muy significativa en su pasado reciente y una vez hecho esto sus
ojos se posaron sobre la caja. Era de madera, ricamente decorada y
con un cierre metálico fácil de abrir. Se arrodilló ante ella y
después de unos segundos la abrió. Estaba lleno de papeles, dibujos
y diferentes objetos que habían sido guardados allí celosamente en
el transcurso de toda una vida, eran retales una vida que se había
producido dentro de otra vida, eran retales de un vestido dentro del
gran armario que era la vida. Sus ojos se llenaron de lágrimas al
ver todo aquello pues recordaba como sí fuera ayer cada una de las
pequeñas cosas que aquella caja guardaba. Se había desnudado como
símbolo de respeto ante aquellos recuerdos que ahora se hacían tan
presente. Una profunda tranquilidad lo inundó en esos momentos, una
paz que parecía provenir de aquella caja lo invadía por completo,
se entusiasmó y se alegró. Poco a poco fue sacando los objetos de
la caja y fue depositándolos en la toalla. No quiso ordenarlos por
fecha o por tamaño, eso estaba de más porque sabía que todo lo que
sacaba de aquella caja era importante para él. Así estuvo durante
horas sin que nadie lo molestase hasta que finalmente todo el rito
concluyó. Antes de vestirse se bañó en el agua fría del mar y
podemos afirmar que ésta lo recibió como a un amante. Se secó al
calor de un Sol que brillaba más que nunca, que calentaba más que
ningún otro día en aquella época.
Lo
que allí pasó, lo que allí se dejó y lo que de allí se llevó es
una incógnita para nosotros aunque podemos afirmar que aquel extraño
rito fue algo más para este personaje, fue la finalización y a la
vez el inicio de una nueva vida dentro de otra vida, fue como
cubrirse de un nuevo vestido dentro de aquel armario que era la vida.
Cuando
regresó de la playa lo primero que hizo fue sonreír.
Me gusta...
ResponderEliminarEs triste, pero a su vez está lleno de esperanza. Es disponerse a avanzar como nueva persona.
Muchos besos :)
Gracias Misterio Azul...
ResponderEliminarCreo que es bueno SABERSE antes de reemprender la marcha...
Besos muchos
Sí, siempre es bueno saberse...
ResponderEliminarBesos
... un paso previo hacía el CONOCERSE...
ResponderEliminarMuchos Besos