A él le gusta escribir

A él le gusta escribir aunque casi nunca consigue plasmar en papel lo que esta definido en su cabeza. Es fácil de entender el porqué, él no lo hace porque aún no sabe hacerlo. Es un tipo sencillo, más bien simple y cómo le gusta decir, su vida no es más que un lento balanceo existencial sin más propósito que el disfrute de la propia existencia. Aparenta ser un complaciente hedonista pero es más bien un nihilista invertido, una acuñación propia y muy acertada según él. Es un tipo sin más aspiración que el aire que le llena los pulmones cada mañana y sin más sueños que los cuentos, relatos e historias que las grandes plumas le regalaron en su infancia. Es un hombre que no se define así y no lo hace por una sencilla razón, no lo es. Él simplemente acaricia el viento con la misma alegría que cuando acuna a un niño y simplemente viaja a través de la senda del sentimiento más excelso sin más ayuda que unos ojos que en todo momento le acarician con su mirada. Con todo esto se siente afortunado por todas las cosas que le suceden y que le marcan en el transcurso de su lento balanceo existencial. Siente y sabe que no tiene gran cosa que ofrecer pero aún así se siente orgulloso de lo que posee, para él su mundo es una obra en perpetua construcción con formas propias y llenas de ambientes muy personales, casi íntimos. Cabe destacar de él que le gusta aprender desde un punto de vista parecido al de un arquitecto o al de un astrónomo o al de uno de esos tipos que son capaces de hacer cosas complicadas siendo cómo son, individuos tan sencillos que aparentan ser simples.

A él le gusta escribir aunque casi nunca consigue plasmar en papel lo que esta definido en su cabeza y aún así persiste. Aúna fuerzas y prosigue en el camino que marca la grafía que a la vez es ella misma y su pensamiento y a la vez es sueño y sentimiento...

… y avanza en esta caligrafiada senda con la alegría de quién se sabe un poco y de quién se conoce menos.

A él le gusta escribir...

… aunque casi nunca consigue plasmar en papel.