Deseos sin importancia




Soy un hombre que no le importa su edad física y pienso que a nadie le debería importar aunque cada uno piensa y cree lo que quiere, así es y así debería ser siempre. Mi edad no la mido en años ni en aniversarios ni en estaciones, mi edad no tiene tiempo para mi. Soy un hombre que ha vivido una vida llena de emociones, sensaciones, sentimiento y pensamientos, una vida repleta de esas bonitas palabras que el hombre utiliza para definir su propia vida. A mi esto tampoco me interesa. El lenguaje se creo para comunicarse, para expandir al propio ser y cada vez más se esta volviendo en un instrumento para acotar todas esas experiencias que uno vive en unas pocas palabras. Soy un hombre que ha vivido apasionado por la cosas que ha hecho y por las que ha sentido, soy un hombre que nunca ha creído en los límites predeterminados y gracias a ello, la vida me ha enseñado una pizca de su esencia o eso al menos creo yo. No defino mis experiencias porque creo que fueron ellas las que una a una fueron definiéndome hasta llegar a este momento. Ahora, después de tantas y tantas experiencias pasadas, he llegado a la conclusión que no quiero vivir más. No es que me encuentre mal o tenga cualquier enfermedad, al contrario, siempre he gozado de una salud inquebrantable y no es que compruebe que mis aptitudes o capacidades están decayendo, al contrario, siento que ahora soy un individuo más completo. No es una cuestión de encontrarme desarraigado, triste o deprimido, no es un asunto de intereses materiales ni de cuestiones morales es más bien una decisión propia. No me asusta quedarme encamado y convertirme en un vegetal hasta el día de mi muerte, no me importa quedarme postrado y estar impedido en cada uno de mis actos, en verdad, no me importan estás situaciones porque aunque suene un tanto extraño, ya las he vivido. Simplemente quiero morir. He decidido que ya no quiero vivir más a sabiendas que me queda mucho por vivir y conocer. Es una cuestión personal, una decisión propia que se ajusta a mi manera de pensar y sobretodo a mi modo de vida en todos estos años. Personalmente me hubiese gustado una muerte por sedación pero no he encontrado a ningún profesional que acepte hacerlo, las consecuencias para él no hubiesen sido las deseadas y lo comprendo. Hubiese deseado otras formas de morir pero en ninguna de ellas he encontrado la manera de hacerlo sin perjudicar a nadie. Por un lado las leyes y por otro y más fundamental las creencias que invaden esta sociedad hacen que nadie pueda salir bien parado si uno, sano y cuerdo cómo está, decide morir. El sentido sagrado de la vida es algo que ha arraigado profundamente en la conciencia humana y por mi parte es una estupidez más que define a la especie. La vida no es sagrada, simplemente es existencia, sin adjetivos, sin sustantivos y sin aditivos. Cada uno es dueño de su propia vida y nadie debería decidir por él a la hora de morir, nadie debería sufrir las consecuencias de otro por un acto así. Si yo quiero morirme de cierta manera y pido ayuda no es de recibo que éste último pague las consecuencias. La solución esta clara, me elevaré sobre cualquier risco, sobre cualquier acantilado y me dejaré caer o nadaré en un mar infinito hasta que mis fuerzas desfallezcan y mi cuerpo se ahogue. Porque estoy sano y fuerte puedo decidir pero si por alguna razón no fuese capaz de decidir por mí mismo, esto sería imposible. Unos apelarían al sentido místico de la vida, otros al aspecto moral de la misma, en definitiva, todos encontrarían una razón para persuadirme, me dirían que debo reflexionar sobre este hecho y que debo vivir hasta que aparezca la muerte cómo si ésta fuese una figura más en el teatro de la vida en lugar de ser algo tan real cómo la vida misma. Aunque suene extraño todos estas conclusiones ya han sido vividas por mí, en muchos lugares, con muchas personas y sobre muchos marcos diferentes de pensamiento y creencias y todos acaban diciendo lo mismo, esta prohibido morirse cuando uno quiere y de la forma que quiere.

Hace años conocí a un hombre y una mujer que se amaban cómo nunca he vuelto a ver. Estoy convencido que ellos si que conocían el verdadero y puro sentido del Amor y ellos, por el sentimiento que se profesaban el uno al otro, se quitaron la vida juntos. Ha sido uno de los actos más bello que he vivido pero todos sus familiares, amigos y hasta instituciones, ya que eran seres muy respetados y admirados por la sociedad del momento, se lamentaron de su decisión y llegaron a rechazar su acto. Ellos me abrieron los ojos y sobretodo, la conciencia. Yo no tengo ese gran amor que me acompañe en mi decisión. Es una cuestión personal e íntima. Es una verdad sobre la que muy pocas cosas se pueden sustentar.

Ahora que escribo me doy cuenta que las palabras, sólo son pensamiento transcrito, no pueden reflejar lo que siento. Una vez más no consiguen expandirme tan sólo acotarme. Simplemente caracteres si sentido ni razón para expresar lo que no puede ser expresado.

Yo soy yo...

… y deseo morir.