Quería hacer de mi sueño un escrito. Quería hacer un escrito del todo soñado y a la vez vivido pero eso, al menos para mí, es imposible. Nada guarda coherencia una vez despierto. Nada ya es importante para que lo pueda escribir una vez mis párpados se han abierto y mi cuerpo ha vuelto a pesar y a sentir una gravedad que hoy, por una extraña razón, es algo más fuerte que la marcada por las leyes de la física. Quería hacerlo, cómo no, y quería dedicarlo pero no ha podido ser, mis ojos una vez abiertos han dejado entrar una luz que ha disipado cualquier forma, sentimiento y sensación que hasta hacía unos momentos me invadía. Mi sueño, al igual que otros sueños, ha caído en el olvido. Ahora mientras escribo sólo logro percibir, y digo percibir porque esto es lo único que siento, un ligero rumor entre mis neuronas cómo si me estuviese alejando del mar que era mi sueño. Quería, la verdad que quería pero no ha podido ser. Mi falta de capacidad, mi abnegada ineptitud y mi poca falta de preparación han hecho el resto y han sepultado lo que tanto hubiese querido decir. Siento mi cuerpo entumecido, mi mente abotargada y mis manos temblorosas ante una pantalla que bien poco me dice y que bien poco denota mi auténtico estado una vez mis ojos se han abierto. Yo hubiese querido poder hacer de todo esto algo destacable, algo que, al menos para mí, fuese memorable pero nada de ello he conseguido. Mi incapacidad y mi ineptitud han tomado las riendas, en esta mañana de frío otoño, y una vez más me encuentro sin saber ni poder expresar un sueño que cómo ya he comentado antes quería hacer escrito. Una vez más, y estoy convencido que no será la última, la realidad me embarga y sucumbo ante su fuerza y provoca irremediablemente que mi sueño, al igual que pasa a veces con mi vida, desaparezca en una fracción de segundo sin dejar rastro alguno. Todo lo vivido y todo lo sentido en el sueño parece que no ha existido ante mi percepción ni ante los ojos de este ciego que escribe aunque sé que esto no es del todo verdad porque los sueños, al igual que la realidad consciente, emanan de la misma fuente, del mismo lugar a pesar de manifestarse de un modo tan diferente.
Quería hacer de mi sueño un escrito y lo único que he conseguido ha sido manchar de nuevo una hoja blanca sin dejar ninguna muestra de lo que quería expresar, sin nada importante con lo que quedarse.
Mis ojos se han abierto.
Mi sueño se ha desvanecido.