Juntos



Sabíamos de la importancia de hacerlo. De hacerlo juntos. Sabíamos que de nosotros dependía un futuro que por momentos aparecía y desaparecía pero nosotros eramos fuertes. No nos dejamos intimidar por todas las adversidades que teníamos enfrente pues nuestra fuerza radicaba en una esperanza que no se aposentaba en palabras ni en hechos banales, ésta se asentaba fuertemente en el hecho que habíamos nacido para ser cómo éramos. Diferentes. Simplemente vivíamos al margen de lo que era corriente en esos tiempos, de lo que la mayoría había aprendido de los libros o simplemente de las palabras de otros. No nos definíamos, eso lo dejábamos para los demás pues a nosotros lo que nos interesaba estaba al alcance de muy pocos. No poseíamos soberbia porque no la necesitamos para lo que estábamos a punto de hacer, éramos cómo éramos y nada ni nadie podía cambiar eso. Éramos diferentes a pesar de tener lo mismos atributos que nuestros congéneres, éramos diferentes a pesar de comer, dormir y vivir cómo los otros y lo éramos por la simple razón de que lo éramos. No nos importaba lo que nos rodeaba y aún así lo cuidábamos cómo quién cuida una planta, un animal doméstico o a un familiar enfermo. Teníamos unos sentimientos que no se podían expresar con palabras, eran unos sentimientos que nos acercaban a dónde estábamos llamados a estar o mejor dicho, a ser. No teníamos animadversión hacía nada ni nadie pues lo que nos pesaba lo considerábamos parte de nuestro aprendizaje, éramos simplemente animales sin costumbres ni instinto por eso éramos diferentes. No especiales, no únicos ya que antes de nosotros habían existido muchos y mucho menos nos creíamos superiores a nadie. No es que fuésemos humildes pues esta asignatura no se acababa de aprender nunca en la parte del mundo en la que nos había tocado nacer, tan sólo éramos lo que éramos porque habíamos nacido para serlo. Éramos dos, tres, cuatro o cuatrocientos, quién lo sabe, y éramos porque lo que la vida nos había enseñado era que tan sólo con un poco de nosotros mismos éramos capaces de ser muchos otros a la vez. No es parecerse, es ser sin aditivos y sin condiciones. Era la senda del Ser que había dejado huella en cada una de nuestra células en el largo paso del devenir y que ahora nosotros recogíamos cómo parte de una herencia que se perdía en lo inconcreto del tiempo. Sabíamos de la importancia de hacerlo y lo hicimos.

Morimos mil veces en vida para poder vivir antes de morir.



 

2 comentarios:

  1. " MORIMOS MIL VECES EN LA VIDA PARA PODER VIVIR ANTES DE MORIR. JUNTOS..."

    Una vez más, el final envuelve a tus historias.

    ( Me encantó la expresión " éramos porque lo que la vida nos había enseñado era que tan sólo con un poco de nosotros mismos éramos capaces de ser muchos otros a la vez ..."

    Cuanta sabiduría encierran sus escritos MAESTRO jajajajajaja

    MZ
    MUCHOS BESOS JUNTOS ;)
    ( Ah! y FELIZ LUNA!!)

    ResponderEliminar
  2. Namasté Watashi...

    No es Sabiduria es que Mi Musa ha vuelto a revolotear dentro de mí :))

    Ella no conoce de imposible ni improbable, ELLA SIMPLEMENTE ES ;)

    ¿Acaso no somos todos Mil en Uno?

    MZ

    Besos desde el Sol que admira a la Luna

    ResponderEliminar