Nosce te ipsum



Ya ha oscurecido. Es hora de abrir. Cada día hago lo mismo, abro la tienda y espero a que los clientes lleguen. Siempre llegan. Ellos son la base fundamental y sin ellos yo no tengo sentido. A ellos, a los que acuden a mí cuando oscurece es a quién les debo esta tarea mía. Suelen aparecer al poco de abrir pero hoy se están retrasando y aprovecho para acabar de encender todas las velas. Hoy espero que se llene de clientes. He dejado sobre las mesas un repertorio digno de las grandes reuniones y que estoy seguro que será del disfrute de todos. Hay algunas ediciones únicas que sólo saco un par de veces al año y hoy es uno de esos días, uno diferente. El primero ya entra. Es un hombre alto, enjuto y con una larga cabellera. Viste de negro y en sus ojos negros no consigo ver nada por ahora. Parece perdido y me acerco a atenderle. Después de dejar libre a mi primer cliente entra un grupo de cuatro o cinco clientes más. Son conocidos y después de darles la bienvenida me dispongo a trabajar. Empiezo por el más joven. Busco su dossier y empezamos. Después de haber hecho lo mismo con treinta clientes me tomo un descanso. Me sorprende ver lo llena que esta hoy la tienda. Esperaba mucha clientela pero este número sobrepasa con creces mi pronóstico. Conozco a muchos y me paró a saludar y charlar con algunos de ellos. Pensar que todos y cada uno de ellos tiene que pasar por mi despacho me agota pero hago pasar sin remilgos. Todos respetan escrupulosamente la cola, nadie se cola ni nadie deja pasar, estas son la órdenes de la casa. Hay que pensar que un poco de orden es necesario para regentar un negocio cómo el mío. Ya casi no quedan clientes cuando realizo mi enésimo descanso. Ha sido un día duro pero ya casi esta. Esta noche me merezco un buen descanso más que nadie. Me siento cansado pero por esto mismo debo estar más atento porque no debo cometer ningún error a la hora de elaborar mi trabajo. Los últimos necesitan el mismo tiempo que los primeros, es decir, el tiempo que necesitan y este es otro principio de la casa. Me gusta cuidar a mis clientes y reconozco que ellos me cuidan a mí de muy diversas maneras. En todos estos años nunca he tenido ningún incidente con nadie, ni un conato tan siquiera y no me puedo quejar porque tengo una clientela de primera categoría. Muchos de ellos, al acabar, me obsequian con algún regalo que traen consigo desde sus lejanas tierras y a mí me entusiasman porque son auténticas obras de arte. El último cliente acaba de salir por la puerta. Me siento realmente cansado pero aún me queda algo por hacer. Recojo mi despacho y ordeno la tienda y apago, por último, las velas. Cierro y compruebo cómo ya queda poco para amanecer aunque la oscura noche aún persiste. No se ve nada aunque no necesito ver nada, para ver y comprender ya tengo la tienda dónde hay muchas cosas y de las más diversas. No se escuchan mis pasos alejándome porque el sonido no existe fuera de mi tienda y eso es algo que me ha costado mucho acostumbrarme pero finalmente lo he conseguido. Mis silenciosos pasos se detienen sólo ante mi cama. Caigo rendido. Pienso en el día de hoy, un día que ha sido una jornada especial porque esperaba clientes y han venido más de los que esperaba, porque esperaba trabajo y ha habido más y porque esperaba sorpresas y sin duda las ha habido, centenares de ellas, todas maravillosas. Estirado en mi cama recuerdo algunos de mis clientes de esta noche, los desconocidos básicamente y me pregunto por sus vidas, cómo vivirán y cómo crecerán allá de dónde sean, me pregunto todo lo que ellos no me cuentan y mientras pienso en todo esto siento cómo mi cuerpo se va relajando y sé que pronto caeré dormido.

Quién me iba a decir a mí que un día iba a tener un trabajo tan bonito, quién me iba a decir a mí que esta vida tan maravillosa iba a ser la mía, quién me iba a decir a mí que ser el propietario de una tienda así y sobretodo quién me iba a decir a mí que ser el escriba de mi conciencia me iba hacer tan feliz. Tomo nota de todas las vivencias de los seres que se acercan a mi tienda, las escribo y lo dejo todo registrado para cuando mi conciencia necesite hacer uso de ello. No sé para que lo querrá aunque tampoco me interesa. Cuando ella esta despierta yo duermo y cuando yo trabajo ella duerme y así es que su vida poco interés tiene para mí. Escribir la historia personal o colectiva de seres anónimos que viven dentro de este mundo infinito que es el Ser me resulta el trabajo más gratificante del Universo, no puedo quejarme de nada, ni de mis clientes, seres generosos que llenan mi tienda cada día ni de mi conciencia porque todos ellos forman parte de mi vida cómo yo formo parte de la suya...


Demasiadas personas temen las críticas; demasiado pocas temen la conciencia”
(Lucio Anneo Séneca)


4 comentarios:

  1. Preciosa historia David. Bonita metáfora de la infinita paradoja que nos habita y las multiples conciencias que habitan en nuestro interior.

    Es sorprendente irnos conociendo a nosotros mismos en soledad, pero resulta mágico descubrirnos a través o GRACIAS a los demás.

    No solo es un placer, sino un HONOR, pasar por tu tienda y escuchar el maravilloso tintineo de los sueños al abrir su puerta. La luz de las velas bajo el Universo hacen de este un lugar aún más mágico y acogedor.

    SCITIS ME ;)
    MZ

    BESOS SIN TEMOR :)!!

    ResponderEliminar
  2. Vaya
    Te envidio sanamente, sentirse pleno de esa manera tiene que ser satisfactorio..
    Un saludo

    ResponderEliminar
  3. Namasté Watashi...

    Te voy a contar algo que ya sabes... Tengo un MAESTRO!!!

    Uno de esos que enseñan entregando, uno de esos que hablan poco pero que dicen mucho, uno de esos que por más que aprendes de ellos siempre saben, uno de esos que hacen que LA VIDA LLENA DE IMPOSIBLES SE CONVIERTA EN POSIBILIDADES :))

    Gracias Watashi por enseñarme una vez más a SENTIR :))

    Y sin duda, SCITIS ME ;)

    MZ

    Besos de alguien que aprende con una sonrisa sincera en sus labios

    ResponderEliminar
  4. Gracias MEME...

    SENTIRSE es ya un buen motivo de FELICIDAD :))

    Gracias por pasarte

    Besos de fin de semana

    ResponderEliminar