Los rayos del Sol calientan la estancia y en silencio disfrutamos de esta excelsa música. Las notas revolotean sobre nosotros cómo lo hace la luz de un Sol de otoño que esta siendo maravillosamente cálido. Hemos comido en armonía, hemos bebido y hemos reído cómo lo hacen los amigos, nos sentimos bien y ahora entre calor y música sentimos cómo tocamos el cielo con la punta de nuestras almas. Algunos han cerrado los ojos y se han dejado envolver en sus mullidos sillones que los acogen cómo quién abraza a un ser amado, con la misma fuerza y a la vez con la misma ternura que lo harían cuando han abrazado a un recién nacido. Otros permanecen con la mirada perdida, en sus ojos no se refleja otra cosa que la calma y la profundidad del momento y en ellos se descubre una ligera sonrisa que dibuja su cara. Estamos viviendo uno de esos momentos que se llaman únicos, momentos o instantes que para cada uno de nosotros no es nuevo pero que no por eso dejan de ser especialmente emotivos. La música nos calienta el alma cómo los rayos del Sol lo hacen con nuestros cuerpos y en esta estancia donde nos reunimos sólo se respira paz. Hemos saciado nuestro cuerpo con la comida y la bebida y hemos alegrado nuestro espíritu con la plática sana de las personas que se conocen y se saben y ahora es el momento de elevar nuestras almas al son de unas notas que no nos dejan indiferentes. Es una estampa dónde lo más bello de la humanidad se hace presente y dónde cualquier distorsión o malestar desaparecen ante la belleza del momento. No hay palabras, hay silencio que habla cómo lo hace la música que resuena en nuestro interior abocándonos a un lugar dónde cada uno de nosotros sabemos que pertenecemos. Nadie hace otra cosa que sentir, simplemente sentir lo que la música y los rayos del Sol transmiten de un modo natural y sincero. No existe el tiempo cómo no existe la conciencia de ser lo que diariamente somos, ahora tan sólo vivimos en el más puro presente que nos deleita cómo tantas veces nos ha ocurrido. Alguno se puede preguntar después de leer esto si somos un grupo de privilegiados pero la respuesta sería un no rotundo, tan sólo formamos un grupo, una combinación o una mezcla de lo más diversa pero que converge a la hora de apreciar lo que tanta belleza posee. Todos nosotros nos sentimos felices por haber descubierto que detrás de las cosas más bellas de este mundo hay más, muchas más cosas que pasan inadvertidas y que tan sólo con un poco de voluntad y pasión, éstas acaban manifestándose por el simple hecho de que son, por el simple hecho de que son bellas.
“La belleza de los momentos vividos no es cuantificable pero si es sensible a la capacidad que tiene cada uno para apreciarla”
(David)
No hay comentarios:
Publicar un comentario