Me despierto y lo primero que hago es verla. Es una bolsa de color verde prado anudada con una cuerda dorada que la mantiene totalmente cerrada. A simple vista me recuerda a una de esas bolsas que utilizan los magos en sus trucos de magia. Me levanto y tan pronto la cojo me sorprende su poco peso. Parece que en la bolsa no hay gran cosa pero reconozco que me siento muy contento por su aparición. Me pregunto quién será la persona o personas que lo han dejado aquí y si realmente han dejado esta bolsa para mí. No dudo mucho más y finalmente me decido y la abro. Me vuelve a sorprender lo fácil que es abrirla con tan sólo estirar uno de los cabos y al hacerlo me llega al instante un dulce aroma que fácilmente reconozco. Huele a mi niñez. Huele a mar, a pino blanco y a flores del amanecer. En la bolsa y dispuestas sin orden aparente hay unas cuantas bolsas más pequeñas que son replicas exactas de la que tengo entre mis manos. No sé porque pero miró a mi alrededor y hago un barrido visual por toda la habitación aunque no sé a quién espero encontrarme. Quién quiera que me haya traído esta bolsa sabe de mí, porque de esta bolsa me gusta el tacto, el color, el olor y las sensaciones que se desprenden de ella mientras esta entre mis manos. Sabe que una vez fui y a pesar de morir más de cien veces esa parte de mí consiguió vivir y ahora tengo la sensación que me la presenta en forma de dulce bolsa llena de nostalgia y niñez. Me pregunto si estaré soñando o si esto no es más que una historia fruto de mi imaginación y por ello me pellizco. Me duele, no estoy dormido por lo menos. Introduzco mi mano y saco una de las bolsas más pequeñas. La abro con la misma facilidad que la bolsa más grande y miro dentro. Hay un papel milimétrico. Al sacarlo, no sin cierta dificultad, me sorprende por enésima vez que el diminuto papel esta plegado de un modo muy familiar para mí. Es el mismo plegado que utilizaba yo y mi grupo de amigos cuando jugábamos a policías contra cacos con otros chicos del barrio. Utilizábamos dos formas de plegar, una quería decir que lo que contenía el mensaje era cierto y la otra todo lo contrario. Este plegado del pequeño papel que mantengo entre mis manos es igual al que utilizaba para decir que la información era cierta. Trucos de críos que ahora vuelven a mí en forma de mensaje diminuto dentro de una pequeña bolsa verde y esto me hace recordar las palabras de un antepasado mío, la vida no es más que un ciclo que se repite hasta la misma muerte, de ti depende saber cómo gira tu ciclo. El papel plegado esta lacrado de un modo exquisito. Me acerco a mi scriptorium y a través de una lente de aumento veo las marcas que se intuyen sobre el lacrado. Somnium Excitare se puede leer mientras estas palabras forman un perfecto circulo dentro del lacrado. Despierta a los sueños significa la inscripción. Con suma delicadeza rompo el lacrado con un fino abrecartas y abro el pequeño papel. Lo deposito debajo de la lente de aumento y la letra es muy pequeña y compruebo cómo su caligrafía es exquisita. Pienso que el que ha sido capaz de escribir de este modo tan magistral en un espacio tan reducido es un verdadero genio, es alguien con una delicadeza y sensibilidad fuera de lo común y estoy seguro que es alguien capaz de transformar y despertar a los sueños. Al leer las palabras escritas en el fino y pequeño papel una sonrisa asoma en mí. No podía ser de otra manera, pienso mientras releo una y otra vez aquellas escuetas palabras que tanto sentido tienen para mí en estos momentos.
Sitis est quod vadit ad aquam et aquam non sitientes.
Y así es que yo...
Seguiré despertando a los sueños
y
seguiré soñando despierto.
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