Ayer mi pensamiento voló
cómo una cometa a merced del viento,
sin prisas y sin excesivas pausas,
emigró de mí y se fue a ver mundo,
un lugar que desde ayer es
conocido, sabido, aprendido y sentido
en cada una de sus conexiones sinápticas,
en cada una de las enzimas que lo constituyen,
en cada uno de las células que lo materializan,
ayer mi pensamiento voló
cómo el viento a merced de la rotación,
sin esfuerzo, sin cansancio,
expuesto a todos los elementos,
en la vanguardia del momento,
adelantando un pie un poco más que el otro,
ayer mi pensamiento voló
cómo la rotación a merced del Universo,
sin poder, sin otra cosa que hacer que dejarme llevar,
sin determinismos que valgan ni creencias,
ayer mi pensamiento voló
cómo sólo sabe hacer él.
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