La silueta de la palabra
de ojos picardía
se detiene ante mí
y al instante,
su desnudez se manifiesta,
su delicado cuerpo cincelado
a fuerza de amor y fe
me resuelven esclavo
y acato
que nada sé ante ella
y que sólo su voluntad
es el camino.
La bella palabra me susurra
mientras me envuelve
y
me seduce
mientras me disuelve.
Su esencia diluyéndome
es agua cargada de significado,
son estrellas que dibujan sueños
en esta desnudez que se manifiesta
mientras escuchamos una música
recién aparecida y siempre querida
que nos conecta y nos une
a esta danza de forma y sentido
entre la sinuosa silueta de la palabra
y un humilde servidor del sueño,
que la siente y la garabatea,
que la huele y la quiere aún más,
que sabe que no hay batalla
sino una dulce rendición
y
que cada vez es menos esclavo
y
más amante.
Su caricia es eterna
en mi ser entregado
dónde el sentimiento se escribe
con tinta color esperanza
dónde lo único que sé del cierto
es que la quiero.
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