John Keats

Esta lloviendo. Junto a la ventana observo cómo caen las gotas continuamente en una hipnótica danza que hace que mi ser, extrañamente, sienta una profunda tranquilidad. Acude ante mi esta estampa de paz deseada, añorada podría decir. Me siento bien aunque no tan bien cómo me creo. Sigo mirando la lluvia cuando mis ojos llevados por un ligero pensamiento se posan sobre mis manos. En ellas tengo un libro. Un maravilloso libro que habla. No a mí, susurra a mi alma con letras que forman palabras, palabras que componen versos y versos que crean sublimes poesías. Es un libro especial, es un amigo más que un libro. No hace mucho que estamos juntos pero nuestra relación es sumamente intensa y por mi parte provechosa. Sigue lloviendo. Miro la lluvia y el libro, paso las hojas al compás del son que me marcan los versos. Tanto amor recogido en tan pocas letras. Un libro y yo, yo y un libro en este día de lluvia que parece no tener fin, dónde las gotas de agua que caen y los versos que leo limpian el ambiente y mi alma. Es un día lluvioso pero la verdad es que es un día provechoso. Mi libro habla de mí más de lo que yo podía imaginar. Un mensaje que ha surcado siglos y miles de manos para llegar a mí. Hoy llueve y llueve mucho pero junto a mi libro todo es perfecto porque él hace que lo vea así. Amor en letra y agua en gota, una combinación sublime para impedir que se oscurezca mi alma.

Agua con sabor Amor.

Amor que empapa y refresca en esta bella mañana dónde al agua, al libro y a mí nos acompaña el canto de un Ruiseñor.

Llueve.

Y Sueño...

...en “suspendernos en alas de la poesía”. (Jonh Keats, Poeta)



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