El Sol despunta por el horizonte y el caminante ya está en marcha. Hace mucho tiempo que ha iniciado su camino y aunque lo hizo bajo unos principios, éstos solo le han enseñado una cosa, una simple máxima, tener principios solo sirve para saltárselos. El caminante lo ha aprendido y da gracias por ello. Bajo intensas pasiones y fuertes tensiones, uno se convierte en uno. No es lo mismo conocer que saber como no es lo mismo saber que entender, es lo que se escribe en su piel dándole forma. Camina pausado, sin prisas, observando y dejándose ver. Nos acercamos un poco más y éste nos sorprende en el límite de la cortesía social. En sus ojos vive la alegría, es algo más que la conocida sensación, es un estado y llevados por la curiosidad osamos y le preguntamos, caminante, hacía dónde vas, y sonriendo nos responde, acaso es esto importante. Nuestras miradas se cruzan y caemos en unos ojos dónde se puede vivir. Pero tendrás algún sitio donde cobijarte, y de nuevo sonriendo nos responde, no puedes cobijarte de lo inevitable. Le pedimos si podemos acompañarlo en su camino y él acepta gustoso. Lo seguimos y comprobamos como su paso se acelera, camina más suelto como si el paso de las horas lo estuviese fortalecido. Nos enteramos que no viaja solo, que es parte de algo más grande, de un universo repleto de estrellas. No lo entendemos bien pero tampoco osamos a preguntar más. No obstante le interrogamos sobre sus quehaceres y su modo de vida y éste nos explica muchas cosas y muy diversas, el caminante habla aunque nunca afirma. Queremos saber si hay más como él, otros que surcan el camino y nos dice que si existen, que hay muchos como él, otros caminantes, otros caminos, otras sendas, en definitiva, otros destinos. Sobre el destino nos referimos en la siguiente pregunta y él nos contesta que nada sabe y que menos cree, una ventaja de irse haciendo viejo.
¿Dónde vive tu felicidad?
En mis pasos.
¿Que tienen ellos de especiales?
Que son propios.
¿Como pueden hablarte si tus huellas quedan en el camino?
Las huellas del caminante viven en el caminante.
¿Nosotros podríamos ser caminantes?
La pregunta sería si vosotros queréis ser caminantes. Hay caminantes que caminan su propio camino y hay otros que aún no han encontrado su senda, debéis elegir antes de empezar, os fortalecerá en los días más duros del camino.
Entonces, ¿qué nos recomiendas?
Nada.
¿Nada?
Simplemente deciros que en cada huella dejamos un poco de nosotros mismos y que en cada huella recogemos un poco de nosotros mismos también.
Entonces, ¿debemos confiar en nosotros mismos?
Nunca caminamos totalmente solos.
¿Pero yo no veo a nadie más contigo?
Eso no quiere decir que no viajen conmigo.
Estuvimos con él hasta el atardecer y a la hora de despedirnos fue muy efusivo. En todo el día se había mostrado alegre y predispuesto hacía nosotros, transmitía verdadera alegría ante nuestro encuentro. Nos sentíamos felices por haber disfrutado de la experiencia del caminante. Nos separamos en las orillas de un lago y es entonces cuando los últimos rayos de día nos regalaron un recuerdo inolvidable. El caminante ante su camino de agua. Una fotografía de un bello momento, de un suspiro no más. Y con ello nos fuimos.
Primer día después de las vacaciones, entrega del trabajo. Nos llaman los primeros y exponemos el trabajo. El profesor nos felicita y cuando llega la hora del almuerzo nos reunimos todos en la cafetería. Muy bien no, pregunta uno, parece que sí, que al fin y al cabo la historia sobre el caminante no era tan mala idea para nuestro trabajo, afirma otro, ¡ya te lo dije yo! El caminante era una opción segura, estaba convencida que iba a gustar, dice la impulsora de la idea, hemos hecho un buen trabajo, sentencia otro que hasta ahora no había participado, podemos estar seguros que sacaremos nota con este trabajo, dice el primero que había hablado. Suena el timbre que llama a clase a los alumnos y justo antes de levantarse la impulsora de la idea pregunta, qué estará haciendo el caminante ahora. Un profundo silencio se apodera de nosotros hasta que alguien responde...
… ¡A esta hora! A esta hora ya estará surcando el agua.
Universidad de la Vida
Hora del almuerzo
(una huella cualquiera)