Si la vida es agua



Uno nunca sabe que momentos se quedan grabados en su mente. La mente y más concretamente la memoria parecen regirse por unas leyes del todo aleatorias. Están sujetas a cambios constantes y sus resultados son del todo imprevisibles. A veces es sorprendente la de detalles que puedes recordar después de años y sobretodo la sensación que viene asociada a esa visión mental. Toda esta explicación se produce por una visión. Un niño sentado en un antiquísimo pupitre mirando a través de una gran abertura en la pared de madera y contemplando la lluvia mientras su profesor esta dando la lección. Sus ojos están perdidos entre el sonido insistente del agua y la atmósfera húmeda que impregna la clase. No es capaz de escuchar todo lo que pasa a su alrededor, esta mirando a la lluvia y su mente sigue sumergida. En su fuero interno desea una cosa más que nada en el mundo, quiere salir y empaparse del agua que cae con fuerza. No siente ni frío ni calor, no sabe si va vestido o desnudo, tan sólo mira el agua mientras sus cinco sentidos se fusionan en la dulce melodía en forma de lluvia. Es un niño solamente y no es la primera vez que le pasa pero desde que llegó a esa escuela, ya hace tres semanas, las cosas no siempre han ido bien. Ahora el agua le ayuda, le recuerda a su antigua casa, a sus antiguos amigos y a su antigua vida. Mira el agua caer y siente que es él mismo quién cae también. Esta sumergido en esta visión y su mente vaga en una calma permanente. Todo el tiempo ha estado ausente aunque hay que decir que nadie ha prestado atención a este niño que mira fijamente la lluvia sin saber exactamente porqué. El niño ahora no es consciente de la magnitud de su visión, que lo embarga y lo mantiene suspendido en un estado de conciencia expandida, es una de sus primeras experiencias con el agua. Cabe decir que el día para el niño siguió cómo cualquier día lectivo de un niño en una escuela rural. No le dio importancia cómo no le dio importancia a lo que el profesor estaba explicando en esos momentos pero curiosidades de la mente y más concretamente de la memoria, de una cosa se acuerda y de otra no. La lección del profesor ha caído en el olvido mientras la otra, el agua, la sigue viviendo cómo una realidad propia.



uno nunca sabe cuanta agua
es capaz de vivir.


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