Página 299

 
Cuando llegó a la playa lo primero que hizo fue recorrerla, quería impregnarse de la sal del mar y del calor del Sol en aquella mañana soleada. Sus pasos de detuvieron en un lugar solitario de la misma. No era que estuviese cansado, no era que estuviese harto de avanzar solitario entre el agua y la arena, se detuvo porque sintió que ya había llegado al lugar ideal. Le recordó vagamente a otro lugar donde ya había estado, un lugar donde los sentimientos antaño fueron sinceros y la felicidad brotó como lo hace el agua desde un manantial, pura y limpia. No tuvo prisas en colocar sus cosas, la toalla, el libro y sobretodo la caja que llevaba consigo. Hizo todo esto con una parsimonia deliberada, del todo ceremonial. Parecía que aquello iba a ser un acto solemne como sí fuese uno de esos actos que marcan la vida y sobretodo, el presente. Antes de nada se desnudó. Una vez desnudo supo que ya había llegado la hora. Se acercó a su toalla y abrió el libro, buscó la página 299, una hoja muy significativa en su pasado reciente y una vez hecho esto sus ojos se posaron sobre la caja. Era de madera, ricamente decorada y con un cierre metálico fácil de abrir. Se arrodilló ante ella y después de unos segundos la abrió. Estaba lleno de papeles, dibujos y diferentes objetos que habían sido guardados allí celosamente en el transcurso de toda una vida, eran retales una vida que se había producido dentro de otra vida, eran retales de un vestido dentro del gran armario que era la vida. Sus ojos se llenaron de lágrimas al ver todo aquello pues recordaba como sí fuera ayer cada una de las pequeñas cosas que aquella caja guardaba. Se había desnudado como símbolo de respeto ante aquellos recuerdos que ahora se hacían tan presente. Una profunda tranquilidad lo inundó en esos momentos, una paz que parecía provenir de aquella caja lo invadía por completo, se entusiasmó y se alegró. Poco a poco fue sacando los objetos de la caja y fue depositándolos en la toalla. No quiso ordenarlos por fecha o por tamaño, eso estaba de más porque sabía que todo lo que sacaba de aquella caja era importante para él. Así estuvo durante horas sin que nadie lo molestase hasta que finalmente todo el rito concluyó. Antes de vestirse se bañó en el agua fría del mar y podemos afirmar que ésta lo recibió como a un amante. Se secó al calor de un Sol que brillaba más que nunca, que calentaba más que ningún otro día en aquella época.
 
Lo que allí pasó, lo que allí se dejó y lo que de allí se llevó es una incógnita para nosotros aunque podemos afirmar que aquel extraño rito fue algo más para este personaje, fue la finalización y a la vez el inicio de una nueva vida dentro de otra vida, fue como cubrirse de un nuevo vestido dentro de aquel armario que era la vida.
 
Cuando regresó de la playa lo primero que hizo fue sonreír.
 
 

4 comentarios:

  1. Me gusta...

    Es triste, pero a su vez está lleno de esperanza. Es disponerse a avanzar como nueva persona.

    Muchos besos :)

    ResponderEliminar
  2. Gracias Misterio Azul...

    Creo que es bueno SABERSE antes de reemprender la marcha...

    Besos muchos

    ResponderEliminar
  3. Sí, siempre es bueno saberse...

    Besos

    ResponderEliminar
  4. ... un paso previo hacía el CONOCERSE...

    Muchos Besos

    ResponderEliminar