Un arce concretamente




Dolido por las formas Nasj Pas se dirigió al único lugar dónde podía ir. Un lugar dónde podía dar rienda suelta a sus funestos sentimientos sin reparar en nadie ni en nada. No era un lugar escondido o alejado de las masas, era más bien un espacio dónde el tiempo no influía, un lugar dónde las leyes de la Física no tenían una clara razón de ser. Tampoco era una abstracción ni un estado alucinógeno de la mente, era un lugar físico aunque cómo ya hemos comentado, las leyes allí no regían de igual modo. Dolido se dirigió allí, con paso decidido aunque algo cansado, no era de extrañar pues el día para Nasj Pas no había sido bueno. Más bien malo. Por la mañana las cosas parecían estar claras pero en esos momentos no encontraba una explicación. Parecía que el mundo se había olvidado de Nasj Pas. Y mientras tanto Nasj Pas se dirigía a dar rienda suelta a sus sentimientos. Éstos, cómo aves de paso, parecían llegar de todas partes. Funestos grises con tintes negruzcos iban coloreando una alma que por la mañana era de otra tonalidad. Al llegar encontró todo tal y cómo lo recordaba, nada había cambiado pues allí el tiempo no influía. Si cualquier físico nuclear hubiese conocido de su existencia se hubiese maravillado porque poseía las características físicas del estado de la materia a un nivel subatómico, era una excepción que confirmaba una regla sagrada de la Física. Se sentó bajo lo que parecía un árbol, un arce concretamente, y la realidad de colores apagados parecía dibujarse de un modo extraño ante sus ojos. La escasa luz proveniente de una luna muy lejana no ayudaba nada. Era un lugar que reflejaba su estado. Un espacio dónde todo se torcía del revés, un lugar dónde el ahora, el hoy y el momento parecían disociarse hasta la contraposición, un lugar dónde el refugio se convertía en cárcel. Aunque cabría puntualizar que su encierro no era cómo uno pudiera pensar, no era la privación de libertad estrictamente hablando, era una carencia, un vacío ante una realidad que se había roto. Sus pasos decididos y cansados lo devolvían a ese lugar, sus experiencias recientes habían conseguido desdibujarlo para de nuevo volver a pintarlo en funestos grises que nada bien le amparaban. Un estado lejos del maravilloso ayer que era vivir. Nasj Pas escuchaba la noche que se cernía sobre él e indagaba con su mirada a la lejana luna cual era el verdadero sentido de todo aquello. Preguntas y más preguntas dentro de un cuadro que sobresalía de su marco, preguntas y más preguntas por parte de una mano temblorosa por hacer. Sentado, bajo lo que parecía un arce, intentaba ligarse al lugar que tan extrañamente lo acogía, quería dejar que el tiempo desapareciese o disminuyese a una escala que ni siquiera la precisión de un físico nuclear pudiese detectar, lo quería y por ello permanecía sentado en el lugar dónde sólo se podía ir una vez has sentido tanto...

… dolor.